Guerra y religión, religión y guerra. dos realidades humanas que a menudo, si no siempre, han ido unidas. al fin y al cabo, la una habla de trascendencia y la otra supone la amenaza para los que se ven envueltos en su torbellino inmisericorde de verse empujados tras ese umbral que ninguno querríamos traspasar, ese trance último en el que la invocación a la divinidad se vuelve último recurso.

Este número ofrece una mirada sobre distintos aspectos de esta interrelación entre lo bélico y lo religioso, que ha presentado características diferentes y germinado en fenómenos de muy variada significación. así, comenzamos en el despuntar de la edad del hierro en el antiguo israel y el exterminio de los vencidos como ofrenda a ese dios de la batallas del que nos habla el antiguo testamento, para continuar con los santuarios, trofeos y prácticas guerreras de los pueblos del occidente europeo en la protohistoria, no tan alejados en sus significados últimos de concepciones más modernas, como haría sospechar una brecha bimilenaria entre unos y otras. la religión como aglutinador de la resistencia de un pueblo, en la convulsa judea del cambio de era, y la religión, ese cristianismo nacido de aquel monoteísmo hebreo, en la britania del siglo vii como baza que garantiza la supremacía en la batalla, en un momento en el que el paganismo aún intenta plantar cara entre los pueblos más excéntricos de europa al empuje de la cruz. la expansión del islam y, luego, las cruzadas, son dos momentos en los que la religión sirve para articular lo militar, y el encuentro entre ismaelitas y cruzados sirve para revisitar un episodio menor de ese encuentro entre los dos grandes monoteísmos, que fraguó luego en leyenda. fuera de ese ámbito, en el méxico precolombino encontramos un ejemplo de conflictos directamente generados y combatidos por y para el culto a los dioses, para regresar a europa con dos artículos que abordan temas cercanos en lo cronológico y geográfico: la batalla de tannenberg/grunwald/zalgiris, con la excusa religiosa como argumento en ese drang nach osten teutónico, y las guerras husitas, donde la religión vuelve a ser cemento nacional y se ponen en práctica tácticas que anticipan la guerra moderna.

Un número que aborda un tema apasionante, y que, aunque lejos de agotarlo, esperamos sirva para profundizar en él y sugerir lecturas distintas de lo bélico. deus vult!